castañas asadas y castañas cocidas

Estamos en plena temporada de castañas. En nuestro valle el fuerte viento del sur que soplo la semana pasada hizo que cayeran los últimos frutos que quedaban en los árboles.
Hoy hemos ido a recoger las que pueden ser las últimas castañas que cojamos este año. Pero en casa tenemos muchas acumuladas así que se me ha ocurrido mirar algunas recetas que tengan como ingrediente a este fruto. Cuando pruebe alguna de estas recetas y me guste lo suficiente la colgaré aquí. Mientras tanto me ha parecido interesante empezar por lo más sencillo, las dos formas tradicionales en las que se consumen aquí las castañas.
Los primeros días recién traídas del bosque, cuando todavía están muy frescas, lo normal es cocerlas en una cacerola con un poco de agua y sal. A mí personalmente me gustan mucho cocidas, son de textura más blandita que las asadas.
Cuando las castañas ya llevan un tiempo en casa, extendidas en algún lugar seco, lo normal es comerlas asadas. La forma típica es asarlas en el “danbolin” y en un fuego bajo, pero hoy en día es mas fácil asarlas en el orno eléctrico de la cocina. Hay que quitarles un pedacito de corteza a cada castaña antes de extenderlas todas en la bandeja del horno (si no se hace esto puede que algunas de ellas revienten cuando están haciéndose). Luego se asan a unos 200 grados durante veinte minutos más o menos, lo mejor es sacar de vez en cuando alguna y probarla para saber si están ya en su punto. Una vez asadas en nuestra casa solemos sacarlas sobre unos papeles de periódicos viejos y recogidas en estos papeles se pisan con cuidado para que se les vaya desprendiendo la corteza antes de sacarlas a la mesa.